Pujadó Solano se remonta en los años 70 cuando Milagros Solano, hija del pueblo cántabro de Santoña, cumbre de la anchoa, de familia de tradición marinera y del salazón de la anchoa, decidió, con su espíritu emprendedor y la ayuda incondicional de su marido Alfons Pujadó, fundar la empresa en Barcelona en 1984.
En la elaboración de la anchoa destacan la maestría de los Saladores del Cantábrico, el lento proceso de maduración y la manipulación cuidadosa realizada por las “Sobadoras” que seleccionan con destreza, retiran manualmente y recortan los filetes de anchoa. Las condiciones ambientales de la vertiente Cantábrica permiten temperaturas suaves, ideales para garantizar la maduración natural del producto.
Todo el proceso del fileteado de anchoas y boquerones es un trabajo manual, siguiendo métodos y procesos que se pueden catalogar cómo milenarios. Se trata de un proceso con un marcado carácter artesanal, en el que la totalidad de las operaciones se realizan a mano.