La leche fresca, recién ordeñada, llega desde Oviñana a Pravia y sin ningún tratamiento
térmico, el maestro quesero procede a su cuajado en pequeñas cubas, para
posteriormente rellenar manualmente los moldes.
Tras desuerar por su propio peso, el queso fresco es desmoldado y el maestro Ernesto
Madera comienza el proceso de afinado del Rey Silo salando a mano una a una cada
pieza.
Tras su paso por un primer secado en el que comienza a brotar el moho Geotricum
Candidum en la corteza, el queso baja a la bodega a reposar y, sin prisas, va
madurando como antiguamente.