La bodega y los viñedos pasaron por diferentes manos desde su fundación bajo el dominio de San Clodio. A finales del s.XVI, Felipe II privó a muchos Monasterios de sus derechos jurisdiccionales, vendiéndolos al mejor postor. Si bien en su testamento ordena que sean restituidos, no es hasta principios del XVII cuando las propiedades de Cuñas regresan al Monasterio. A partir de ahí, es arrendada a diferentes granjeros hasta principios del XIX cuando la Desamortización de Mendizábal la deja en manos privadas definitivamente.
Antonio García Soto, quien a mediados del siglo pasado se empeñó en reagrupar las tierras colindantes a la bodega y el lagar y transformar los minufundios existentes en un pago de entidad y prestigio. Hombre de gran sentido común, inteligente y prudente, era una referencia para los principales corredores de vinos del Ribeiro, que acudían a él buscando consejo para encontrar las mejores pipas del valle del Avia.